Agradecer es sanarse

Hay pocos sentimientos tan positivos y sanadores como el agradecimiento. Implica saber observar y apreciar lo que tienes, lo que eres, lo que te dan. Y tiene el maravilloso efecto secundario de generar entusiasmo, motivación, amor por la vida y deseos de dar a las demás personas.
Cultivar el agradecimiento es centrar la atención no en aquello de lo que se carece, sino en la realidad de lo que se posee. La sensibilidad y el espíritu están despiertos, de manera que atraen y absorben las buenas vibraciones de lo que les rodea.
Las personas agradecidas se ahorran muchos malos rollos, muchas emociones saboteadoras como el resentimiento, la envidia, el desprecio, el ansia de poder, y toda la violencia que les acompaña. Valorar lo que se tiene proporciona paz con uno mismo, y por ello, no se siente necesidad de establecer comparaciones ni de competir con nadie, ni de ser aprobados, reconocidos o valorados por los demás. Uno sabe cuidar de si mismo.

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