Neuróticos del poder
La neurosis del poder surgió de un estudio de la psicoanalista Karen Horney. Ella vivió la época de Hitler, uno de sus principales analizados. Karen Horney fue una psicoanalista que falleció en 1952, un año después de la finalización de la segunda guerra mundial. Allí, los dirigentes del mundo se supeditaron a una personalidad abrumadora como era la de Adolf Hitler. Un gobierno totalitario, unipersonal, violento, pero que contó con el apoyo de algunas personas (nunca fue la totalidad de los alemanes). Los que se oponían ser callaron para sobrevivir.
La psicoanalista introdujo el concepto de "neurosis del poder". Esa necesidad de acaparar la totalidad de la atención, de ser el único. El origen, según el estudio de Horney, se da por una mala infancia, algún abandono por parte de los padres o algún trauma que nunca pudo superar. De Hitler se conocen todos sus problemas con los judíos cuando era chico, que le trajo esa sed de venganza que sació con los campos de concentración.La neurosis se relaciona con determinados tipos de necesidades que tienen estas personalidades particulares para poder sentirse a gusto:
1) Necesidad de afecto y aprobación: esto está relacionado a la necesidad de hacer cosas por los demás y recibir su afecto a cambio. Hitler prometió y solucionó la abrumadora crisis económica que venía sufriendo Alemania y se mostró negado a aceptar el tratado de Versalles y el avance comunista.
2) Necesidad neurótica de poder: la necesidad de tener el control sobre los demás, de omnipotencia. Se desespera por lograr el poder, conlleva una gran creencia en su propio poder, al que acompaña un fuerte rechazo hacia la sensibilidad, vulnerabilidad y debilidad del otro al no admitir la suya propia. Hitler aspiraba a tener el control de todo, a través de la violencia. No permitía que nadie piense diferente, ni que alguien tomara decisiones sin consultarlo; quería tener todo bajo su control y rebajaba a los demás, por no reconocer su poder. Quiere que todo pase por sus manos, así hace reconocer todo el poder que tiene.
3) Necesidad de explotar a los demás y sacar lo mejor de eso: Hitler lo mostró claramente al mandar a los alemanes a una guerra y guiarlos con su ambición. Todo por sus fines de conquista, alegando que era lo que Alemania necesitaba.
4) Necesidad de reconocimiento o prestigio social: el neurótico teme ser ignorado y está sumamente preocupado por su propia apariencia y por el efecto que causa en los demás. El dictador alemán no se preocupaba por cómo se veía. No aceptaba que nadie lo viera mal y además contaba con una oratoria prestigiosa.
5) Necesidad de admiración y logro personal: necesita que le recuerden constantemente su importancia por temor a no ser nadie. Además, necesitan ser el número uno en todo lo que hagan. Hitler se rodeaba de militares que le alagaban todas sus medidas, por más descabelladas que fueran. ¡Hasta los dirigente de otros países aceptaban sus locuras!.
6) Necesidad de autosuficiencia e independencia: siente que no necesita de nadie, rechaza la ayuda y tiende a buscar la autonomía. Hitler creía en la autarquía, no depender de nadie y solucionar los problemas cerrándose sobre sí mismos
7) Necesidad de perfección: Ni más ni menos, el temor a equivocarse. Ser cuidadoso. En ambos casos, se observa en la inacción ante situaciones problemáticas. Llámese aventura en Rusia que nadie comprende y el suicidio, para no reconocer su error; o también, el silencio de todo el aparato propagandístico y de cadenas nacionales como ante una crisis como el accidente de Once.
Como Hitler, muchas personas de la época (Stalin por ejemplo) se sumieron en un personalismo omnipotente. Karen Horney lo vio, pero no tenía idea de la vigencia que iba a tener en esta época. No podría tolerar que haya otra persona que pueda dominarla, no puede aceptar ser relegada a un segundo puesto.