Relaciones sanadoras (Pamela Kribbe)
RELACIONES SANADORAS
Hay relaciones que son sanadoras y otras que son
destructivas. Una característica de las relaciones sanadoras es que las parejas
se respetan uno al otro como son, sin tratar de cambiar al otro.
Sienten mucho placer en su mutua compañía, pero no se
sienten intranquilos, desesperados o solos si el otro no está alrededor.
En esta clase de relación, ustedes ofrecen comprensión,
apoyo y aliento a su ser amado sin tratar de resolver sus propios problemas.
Hay libertad y paz en la relación.
Por supuesto, puede haber desacuerdos de vez en cuando, pero
las emociones que surgen son efímeras. Ambos en la pareja están preparados para
perdonar.
Hay una conexión del corazón entre ellos como resultado, de
lo cual, ellos no tomarán las emociones o errores de la otra persona como algo
personal.
Debido a que no dispara una capa más profunda de dolor,
ellos no le dan mucha importancia a eso. Emocionalmente, ambos en la pareja son
independientes. Ellos no toman su fuerza y bienestar de la aprobación o de la
presencia de su compañero. Él o ella no sienten un vacío en su vida, sino que
agrega algo nuevo y vital.
En una relación sanadora, las parejas pueden también
conocerse uno al otro de una o más vidas pasadas. Pero en estos casos, casi
nunca hay una carga emocional kármica como se describió anteriormente.
Las dos almas pueden haberse conocido en una vida pasada de
un modo que fue esencialmente alentador y sustentador. Como amigos, pareja o
como padre e hijo, ellos se han reconocido uno al otro como compañeros de alma.
Esto crea una unión indisoluble a lo largo de varias vidas.
Un ejemplo: Un hombre joven crece en una familia pobre en
algún lugar en la Edad
Media. Él es bondadoso y sensible por naturaleza y no
concuerda muy bien con su ambiente. Su familia está formada por gente
trabajadora, más bien gente dura que resta importancia a su naturaleza soñadora,
poco práctica. Cuando es adulto entra a un monasterio. Él no es realmente feliz
aquí tampoco, porque la vida está estrechamente regulada y hay poca calidez
humana o compañerismo entre las personas que viven ahí. Sin embargo hay un
hombre que es un poco diferente. Es un sacerdote que tiene un alto rango pero
que no tiene aire de autoridad y quien está verdaderamente interesado en él.
De vez en
cuando él pregunta cómo están yendo las cosas y le asigna varios
trabajos placenteros como jardinería. Cada vez que se miran hay entre
ellos una sensación de reconocimiento, algo de la misma mentalidad. Hay
una conexión silenciosa desde el corazón. Aunque ellos no se encuentran
muy a menudo o hablan mucho, el sacerdote es una fuente de esperanza y
de aliento para el hombre joven.
En una vida
posterior este hombre es una mujer. Una vez más, ella tiene una
naturaleza bondadosa y soñadora. Ella tiene dificultades en sostenerse
por sí misma. Cuando es adulta ella se empantana en un matrimonio con un
hombre que es autoritario y dominante. Al principio, ella se vio
cautivada por su notable, poderoso carisma, pero más tarde se da cuenta
de cómo su autoridad la limita y la oprime. Sin embargo, es muy difícil
para ella poder liberarse de él. En su trabajo a veces ella habla del
tema con un colega, un hombre algo mayor que ella. Él la alienta a
sostenerse por sí misma y a permanecer fiel a sus propias necesidades.
Cada vez que ella habla con él, ella intuitivamente sabe que él tiene
razón. Luego, después de un gran conflicto interno, ella se divorcia de
su marido. El contacto con su colega cambia ahora. Ella siente cariño
por él. Él resulta ser soltero. Ella se siente tan cómoda con él que
parece como si se conocieran desde hace siglos.
Ellos comienzan
una relación que es amorosa, relajada y alentadora para ambos. La
simpatía que estuvo fluyendo entre ellos en una vida anterior, ahora
toma forma como una relación satisfactoria entre un hombre y su esposa.
Ésta es una
relación sanadora. La mujer ha tomado una decisión esencial al dejar a
su marido y al elegir por ella misma. Con esto ella ha afirmado su
independencia emocional. Esto ha creado las bases para una relación
amorosa bien equilibrada con un alma conveniente.
En esta Nueva Era las relaciones experimentan la mayor transformación.
Las relaciones son
casi siempre el origen de las emociones más profundas dentro de ustedes,
yendo desde una enorme alegría hasta la angustia profunda. En las
relaciones ustedes pueden volverse conscientes de un dolor interno que
es esencialmente mucho más viejo que la relación misma, incluso más
viejo que su existencia humana.
En esta era, se los
invita y a menudo se los desafía a que logren una auto sanación
profunda en el campo de las relaciones. Debido a la nueva energía que se
está presentando ahora, es posible transformar los elementos
destructivos de una relación a un flujo de energía positivo, equilibrado
entre ustedes y la otra persona.
Sin embargo,
sanación y transformación personal puede también significar que ustedes
dejarán relaciones en las cuales no puedan expresarse adecuadamente.
Esto frecuentemente significa que, incluso si aman a alguien
profundamente, tendrán que decir adiós, porque su propio camino interior
los lleva a un lugar diferente. Ya sea que conduzca a renovación o a
separación en una relación, son desafiados a enfrentar los problemas más
profundos en esta área del vínculo personal. El llamado del corazón, de
la energía basada en el corazón que señala la Nueva Era, ha entrado a
sus vidas cotidianas y ustedes nunca más pueden evadir la nueva energía.
El verdadero amor
entre dos personas muestra dos campos de energía que pueden funcionar en
completa independencia uno del otro. Cada uno de ellos es una unidad en
sí mismo y se conecta con el otro basándose en esa unidad.
En las relaciones
en las cuales las parejas son dependientes entre sí, encontrarán una
disputa no coordinada por la ‘integridad orgánica’: no querer o ser
capaz de funcionar sin el otro. Esto conduce a un enredo de energías que
pueden ser observadas en el campo áurico como cordones de energía por
el cual las parejas se alimentan uno con otro. Ellos se alimentan con
las energías aditivas de dependencia y de control. Esta clase de enredo
energético indica que ustedes no toman responsabilidad por ustedes
mismos, que no afrontan la vieja herida del alma que ustedes tan sólo
quieren sanar. Si sólo se hicieran cargo de este dolor más profundo y
tomaran responsabilidad, verían que ya no necesitan de algún otro para
estar completo y se liberarían del aspecto destructivo de la relación.
La dependencia
siempre crea cuestiones de poder y de control, porque necesitar a
alguien es igual a querer controlar su comportamiento. Este es el
comienzo de una relación destructiva. Entregar su individualidad en una
relación, guiado por un anhelo subconsciente de absoluta unidad, es
destructivo para ustedes mismos así como también para la otra persona.
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