El día que se me acabó el helado, o Qué pasa con la impermanencia. (Naylín Núñez)
Un día hace muchos años estaba tomándome un helado, uno de esos que
más me gustan, que no porque hayan pasado los años han dejado de
gustarme… A pesar de la alegría, del disfrute del momento, me sentí
súper triste porque de pronto pensé: “¡Dentro de nada se me va a
acabar!” Y recodé algunos buenos momentos en mi vida que habían
terminado… A veces duran años, como una relación, o a veces minutos,
como un helado. Y me sentí muy triste por eso, incluso pensé: no sé ni
para qué me tomo el helado si el disfrute se me acabará muy pronto…
Hoy me volví a acordar de ese día, y no porque tuviera un helado como aquel enfrente… Es que nunca llegué a conectar bien con el sentido lo de que me pasó ese día y hoy, al recordarlo, lo he entendido. Es el APEGO lo que me hacía no disfrutar plenamente del momento. Con el temor a que se acabara, la tristeza y el miedo eran más grandes que la felicidad que podía darme comerme el heladito que tanto me gusta.
Quizás el ejemplo del helado sea un poco simple, aunque para mí fue clave para darme cuenta de todos los demás apegos. Pero hagamos algo, piensa un momento y escoge algo que tienes ahora mismo y que no quisieras por nada del mundo que se terminara. ¿La relación con tu pareja? ¿Tu trabajo? ¿La cercanía con tus hijos o quizás de tus padres? ¿La compañía de ese hermoso animalito? ¿La casa que tanto te costó comprar y que aún estás pagando? Son solo algunos ejemplos, piensa en el tuyo propio, el que más se adecua a tu situación ahora.
Ahora piensa si ese miedo a perder “lo que tienes” está llevando o no alguna sombra a tu vida. ¿Puedes ser totalmente feliz en una relación si sientes miedo a que termine? ¿Puedes disfrutar de tu trabajo y dar lo mejor de ti si estás pensando en que te pueden echar?
Corazón, lo que quiero transmitirte es algo simple: La impermanencia de todo. Si en cada momento todo cambia, ¿por qué apegarnos a algo que ahora es?
¿Sabes cómo me como ahora los helados? Pues disfrutando plenamente del momento presente y sin apego a ese disfrute. Cuando logramos centrar nuestra mente podemos vivir cada momento sin miedo a que acabe, sin miedos a que “se nos termine el helado”.
Vuelve otra vez al ejemplo anterior, a eso que pensaste hace un momento que no querías que se acabara. Ahora vuelve a mirarlo, con la consciencia de la impermanecia de todo. Sí, se va a terminar un día tu relación. Quizás no hoy, quizás no dentro de uno o diez años. Quizás sea con la muerte pero terminará y si estás apegado vas a sufrir. Entonces, ¿qué hacer?
Qué tal si miras a esa persona que amas y haces todo lo posible hoy por ser feliz y hacerla feliz. Qué tal si disfrutas de tu trabajo, de tu familia, de tu mascota, de cualquier cosa que temes perder… Donde hay miedo, pon Amor y ponlo todo Ahora, sin guardar nada para después. Cuando llevas consciencia a cualquier cosa que hagas estarás viviendo profundamente y serás feliz en cada momento, sin sombras.
“La visión de la impermanencia te impide quedar atrapado en el sufrimiento provocado por el deseo, el apego y la desesperanza.” (Thich Nhat Hanh)
El cambio no es lo que te hace sufrir, sino el querer que nada cambie. Pero la vida está en continuo cambio, es así… Es lo que hay.
Cuando te haces consciente de esto, no ya como una idea sino en la práctica, en tu vida real, algo dentro de ti se mueve. No hay nada de lo que arrepentirse porque hacemos lo mejor que podemos en cada momento por nuestra felicidad y la de los demás. Valoras más cada encuentro, cada cosa que te rodea toma otro color, das más amor en cada instante. Juntas toda la energía y la entregas completamente en el momento presente porque quién sabe lo que pasará después, ¿no crees? Quién sabe en qué momento se nos acaba el helado…
Hoy me volví a acordar de ese día, y no porque tuviera un helado como aquel enfrente… Es que nunca llegué a conectar bien con el sentido lo de que me pasó ese día y hoy, al recordarlo, lo he entendido. Es el APEGO lo que me hacía no disfrutar plenamente del momento. Con el temor a que se acabara, la tristeza y el miedo eran más grandes que la felicidad que podía darme comerme el heladito que tanto me gusta.
Quizás el ejemplo del helado sea un poco simple, aunque para mí fue clave para darme cuenta de todos los demás apegos. Pero hagamos algo, piensa un momento y escoge algo que tienes ahora mismo y que no quisieras por nada del mundo que se terminara. ¿La relación con tu pareja? ¿Tu trabajo? ¿La cercanía con tus hijos o quizás de tus padres? ¿La compañía de ese hermoso animalito? ¿La casa que tanto te costó comprar y que aún estás pagando? Son solo algunos ejemplos, piensa en el tuyo propio, el que más se adecua a tu situación ahora.
Ahora piensa si ese miedo a perder “lo que tienes” está llevando o no alguna sombra a tu vida. ¿Puedes ser totalmente feliz en una relación si sientes miedo a que termine? ¿Puedes disfrutar de tu trabajo y dar lo mejor de ti si estás pensando en que te pueden echar?
Corazón, lo que quiero transmitirte es algo simple: La impermanencia de todo. Si en cada momento todo cambia, ¿por qué apegarnos a algo que ahora es?
¿Sabes cómo me como ahora los helados? Pues disfrutando plenamente del momento presente y sin apego a ese disfrute. Cuando logramos centrar nuestra mente podemos vivir cada momento sin miedo a que acabe, sin miedos a que “se nos termine el helado”.
Vuelve otra vez al ejemplo anterior, a eso que pensaste hace un momento que no querías que se acabara. Ahora vuelve a mirarlo, con la consciencia de la impermanecia de todo. Sí, se va a terminar un día tu relación. Quizás no hoy, quizás no dentro de uno o diez años. Quizás sea con la muerte pero terminará y si estás apegado vas a sufrir. Entonces, ¿qué hacer?
Qué tal si miras a esa persona que amas y haces todo lo posible hoy por ser feliz y hacerla feliz. Qué tal si disfrutas de tu trabajo, de tu familia, de tu mascota, de cualquier cosa que temes perder… Donde hay miedo, pon Amor y ponlo todo Ahora, sin guardar nada para después. Cuando llevas consciencia a cualquier cosa que hagas estarás viviendo profundamente y serás feliz en cada momento, sin sombras.
“La visión de la impermanencia te impide quedar atrapado en el sufrimiento provocado por el deseo, el apego y la desesperanza.” (Thich Nhat Hanh)
El cambio no es lo que te hace sufrir, sino el querer que nada cambie. Pero la vida está en continuo cambio, es así… Es lo que hay.
Cuando te haces consciente de esto, no ya como una idea sino en la práctica, en tu vida real, algo dentro de ti se mueve. No hay nada de lo que arrepentirse porque hacemos lo mejor que podemos en cada momento por nuestra felicidad y la de los demás. Valoras más cada encuentro, cada cosa que te rodea toma otro color, das más amor en cada instante. Juntas toda la energía y la entregas completamente en el momento presente porque quién sabe lo que pasará después, ¿no crees? Quién sabe en qué momento se nos acaba el helado…
Comentarios